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Personalidad «tóxica»

Actualizado: 13 sept




 ¿Qué es una personalidad «tóxica»?

No existe un término clínico formal para la personalidad «tóxica» como categoría en manuales diagnósticos como el DSM-5 (Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales).

El concepto de comportamiento o rasgos tóxicos sí que se ha utilizado comúnmente en el lenguaje coloquial, y en algunos contextos psicológicos para describir patrones de conducta en individuos que son perjudiciales o destructivos para otras personas o para sí mismas.

Las características o rasgos asociados a comportamientos tóxicos con frecuencia incluyen las que se describen a continuación:

  • Manipulación mediante el chantaje emocional a través de la culpa, la mentira o la distorsión de hechos para influir o controlar a otras personas.

  • Falta de empatía ante la dificultad para entender o valorar los sentimientos y necesidades de otras personas.

  • Narcisismo como un rasgo de personalidad y una personalidad patológica debido a un enfoque excesivo en sí, buscando atención y admiración constantemente.

  • Lenguaje pasivo-agresivo mediante la expresión de sentimientos negativos de manera indirecta en lugar de discutir abiertamente los problemas.

  • Queja y crítica constante ante la tendencia a juzgar severamente a las demás personas y a encontrar fallas de manera frecuente.

  • Victimización por la tendencia a percibirse como la víctima en diversas situaciones para evadir la responsabilidad personal y ganar simpatía.


Trastornos relevantes

En consulta, los comportamientos considerados «tóxicos» pueden estar relacionados con varios trastornos de la personalidad o con rasgos específicos de estos, como el trastorno narcisista de la personalidad, el trastorno límite de la personalidad, o el trastorno antisocial de la personalidad.

Estos se caracterizan por patrones de pensamiento, funcionamiento emocional y comportamiento interpersonal que son desadaptativos y pueden ser perjudiciales tanto para quien los padece como para quienes les acompañan.

Un ejemplo de ello es el trastorno límite de la personalidad, conocido como una condición de salud mental compleja caracterizada por inestabilidad en las emociones, en la imagen propia, y en el comportamiento.

Las personas con este trastorno pueden experimentar intensos episodios de ira, depresión y ansiedad que pueden durar desde unas pocas horas hasta varios días. Es importante entender que las personas con estas condiciones no actúan de cierta manera a propósito o conscientemente para causar problemas o manipular a los demás.

En cambio, sus comportamientos son generalmente una respuesta a su percepción del mundo y a sus intensas emociones, las cuales pueden ser abrumadoras tanto para ellas como para las personas a su alrededor.

Las dificultades con la regulación emocional y los patrones de pensamiento pueden llevar a comportamientos impulsivos y a veces destructivos. No es que actúen con malas intenciones de manera consciente, sino más bien como respuesta desproporcionada o considerada inadecuada a sus emociones intensas.

Estas acciones no son tanto una elección consciente como una manifestación de su lucha para manejar sus emociones y pensamientos de manera efectiva.

A través del tratamiento, las personas con este trastorno pueden aprender a reconocer y modificar sus patrones de pensamiento y comportamiento, mejorando así su calidad de vida y sus relaciones.

En el caso del trastorno narcisista de la personalidad, a diferencia del caso anterior, poseen una autoimagen inflada y una necesidad excesiva de admiración.

Puede parecer que manipulan o dañan a otras personas conscientemente para obtener lo que desean, pero muchos de sus comportamientos son impulsados por una autoestima muy frágil y un miedo profundo al rechazo o a no ser suficientementes.

Aunque pueden ser más conscientes de sus acciones que las personas con trastorno límite de personalidad, su percepción sesgada de la realidad puede explicar internamente sus comportamientos.

En cambio, el trastorno antisocial de la personalidad manifiesta un patrón de desprecio y violación de los derechos de las demás personas. Esto puede incluir mentir, actuar de manera impulsiva sin pensar en las otras personas, y una falta de remordimiento por el daño que sus acciones puedan causar.

Aunque ciertos actos pueden parecer conscientes y deliberados, muchas de sus acciones están enraizadas en una incapacidad para entender y valorar las normas sociales y las consecuencias de sus comportamientos.

El tratamiento de estos trastornos es controvertido especialmente en el caso del trastorno narcisista y antisocial. Sin embargo, la terapia puede ayudar a ganar mayor conciencia de nuestros comportamientos y a desarrollar estrategias más saludables hacia nuestras relaciones consigo y con otras personas aprendiendo a gestionar los impulsos.


La responsabilidad del cambio 

El concepto de «personalidades tóxicas» puede ser problemático porque sugiere que ciertas personas son inherentemente malas o dañinas.

En realidad, lo que se considera tóxico son ciertos comportamientos y actitudes que pueden tener un impacto negativo en otras personas. Es más útil enfocarse en identificar y abordar comportamientos específicos que son problemáticos en lugar de etiquetar a las personas como tóxicas.

Estos comportamientos pueden incluir, desde la manipulación, las faltas de respeto a los límites de los demás, la agresividad verbal o física, las actitudes controladoras, la falta de empatía, y otros patrones de interacción que afectan negativamente a quienes les rodean.

Al enfocarnos en los comportamientos, también se permite la posibilidad de cambio y mejora, dado que podemos aprender y adoptar nuevas maneras de relacionarnos con los demás, especialmente con la ayuda adecuada como es un proceso terapéutico con un profesional de salud mental acreditado y especializado en el tema a tratar.

Es saludable reconocer que no siempre podemos ni debemos asumir la responsabilidad de "arreglar" los problemas de otra persona. De hecho, la motivación hacia el cambio nace de motivaciones personales, aunque pueda ofrecerse apoyo.

Ayudar a alguien a cambiar comportamientos considerados tóxicos puede ser un proceso muy complicado y, en ocasiones, puede trascender nuestras capacidades o recursos personales. A menudo es más efectivo enfocarse en permitir que las personas asuman la responsabilidad de sus propios cambios.

Todas las personas poseemos autonomía y responsabilidad personal para manejar nuestra propia conducta y, en consecuencia, tomar decisiones sobre cómo interactuar. Fomentar la autonomía puede ser más beneficioso a largo plazo que intentar cambiar a alguien.

El cambio duradero generalmente requiere motivación interna. Si una persona no ve la necesidad de cambiar o no está comprometida con el proceso, cualquier cambio que ocurra probablemente será temporal o superficial.

En este sentido, intentar cambiar a alguien puede crear tensión y resentimiento en una relación. Es más saludable establecer límites claros y comunicar nuestras propias necesidades y expectativas. Tratar de cambiar a alguien puede ser emocionalmente agotador y desviarnos de atender nuestras propias necesidades y crecimiento personal.

Eso no significa que debamos simplemente desentendernos completamente cuando alguien que nos importa está luchando. En lugar de intentar cambiar a esa persona, podemos acompañarle de la siguiente forma:

  • Ofrecer apoyo: Mostrar comprensión y ofrecer apoyo emocional sin tomar control de la situación.

  • Proporcionar recursos: Ayudarles a encontrar recursos profesionales, como terapia o asesoramiento, si tienen disposición a aceptar esa ayuda.

  • Establecer límites: Comunicar claramente nuestros propios límites y asegurarnos de que se respeten, protegiendo nuestro bienestar.

  • Modelar comportamientos positivos: A veces, ser un buen ejemplo de comportamientos saludables puede ser una influencia positiva.

Aunque queremos lo mejor para nuestros seres queridos, reconocer y respetar los límites de nuestra influencia y priorizar nuestra propia salud emocional es crucial, para ayudar a otras personas, tienes que empezar por ti.


Autoanálisis: ¿qué hacer para no ser el problema? 

Para evitar desarrollar o perpetuar comportamientos «tóxicos», es importante fomentar la autoconciencia al reflexionar sobre tus propias acciones mediante las siguientes recomendaciones:

  • Pregúntate cómo tus comportamientos y palabras afectan a las demás personas. ¿Hay patrones recurrentes en tus interacciones que causen conflictos o malestar?

  • Identifica tus emociones y antes de reaccionar, intenta comprender qué estás sintiendo. La ira, la frustración o la inseguridad pueden llevarte a actuar de maneras no constructivas.

  • Practica ponerte en el lugar de la otra persona a través de la empatía e intenta entender las situaciones desde su perspectiva. Esto puede ayudarte a responder de manera más considerada.

  • Escucha activamente y haz un esfuerzo consciente por escuchar lo que los demás están diciendo sin planear tu respuesta mientras hablan. Esto muestra respeto y apertura a diferentes puntos de vista.

  • Expresa tus necesidades y sentimientos claramente con una comunicación asertiva. Usa "yo siento" o "yo necesito" en lugar de acusaciones o suposiciones sobre las intenciones de otros.

  • Mantén la calma y la claridad en tu comunicación. Evita elevar el tono de voz o usar palabras que puedan ser percibidas como agresivas o despectivas.

  • Afronta los problemas de manera constructiva en lugar de evitar conflictos o abordarlos de manera agresiva, busca soluciones que beneficien a todas las partes involucradas.

  • Sé flexible ya que a veces, ceder o cambiar de opinión en función de nueva información o del contexto es una señal de fortaleza, no de debilidad.

  • Busca y pide retroalimentación regularmente a personas de confianza sobre cómo tus acciones afectan las afectan. Ábrete a recibir críticas constructivas.

  • Trabaja en tu desarrollo personal y participa en actividades que fomenten la reflexión personal como la meditación, la lectura y las actividades creativas.

  • Reconoce tus errores ya que ser capaz de admitir cuando te has equivocado es crucial para evitar comportamientos tóxicos.

  • Comprométete con la mejora continua y reconoce que el crecimiento personal es un proceso continuo y comprométete a trabajar en él día a día.

  • Mantén un equilibrio saludable, asegurándote de cuidar tu bienestar físico y emocional. El estrés y el agotamiento pueden aumentar las probabilidades de comportamientos negativos.

  • Practica la autocompasión. Sé amable contigo al reconocer tus propias dificultades. Al tratarte con compasión para tratar de la misma manera a los demás.

El primer paso es reconocer que todas las personas podemos mejorar en algún aspecto. El autoanálisis es una herramienta poderosa para identificar y modificar comportamientos tóxicos, permitiendo así construir relaciones más sanas y satisfactorias.

La terapia y el asesoramiento pueden ser herramientas útiles para quienes se reconocen en estos rasgos y desean cambiar.

Aquí hemos compartido algunas estrategias y reflexiones que puedes considerar para modificar comportamientos poco saludables, pero si crees que es tu momento para buscar una segunda opinión, recuerda que en Proyecto Kintsugi estaremos encantados de acompañarte en este camino  al ritmo que necesites.


María Gálvez

Psicóloga general sanitaria

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