top of page

Afrontar una infidelidad

Actualizado: 13 sept



¿Qué es?

Llamamos indifelidad al comportamiento en el cual una persona que se encuentra en una relación romántica o de pareja viola la confianza de la otra persona al involucrarse en actividades románticas, sexuales o emocionales con alguien fuera de esa relación, sin que haya habido un mutuo acuerdo previo.

Puede incluir desde coqueteo o mensajes íntimos, hasta relaciones sexuales. La percepción de lo que constituye infidelidad varían entre diferentes culturas e individuos, pero en general implica una violación de los acuerdos implícitos o explícitos de exclusividad y lealtad dentro de la relación.

En ocasiones, una infidelidad puede llevar a la ruptura de una relación, pero no siempre tiene este desenlace.

 

Infidelidad y celos

La infidelidad se define como la ruptura del pacto de exclusividad realizado entre ambas partes, habiendo dado entrada a una tercera persona (o más) con la que comparten, o han compartido, derechos exclusivos de la relación.

Cada persona puede tener una visión diferente de lo que constituye una infidelidad, ya que para unas está asociado con el sexo, para otras el coqueteo o las fantasías o el mero contacto íntimo ya puede calificar como tal. El miedo a perder una relación importante puede llevarnos a sentir una emoción tan humana como los celos en cualquier tipo de relación, sea de pareja, amistad o familiar.

Los celos aparecen a causa de una percepción real o imaginada de alguien. Puede derivar en sentimientos de inseguridad, desconfianza y, en algunas ocasiones, incluso conductas de control, con la intención de manejar esta emoción. Cuando la imagen es irreal hablamos de celos y cuando existe una motivación real hacemos referencia a la infidelidad.

 

Celos normales versus celos patológicos

Cualquier emoción que experimenta una persona puede ser adaptativa. Una persona puede sentir ansiedad como respuesta adaptativa y eficaz o de forma patológica.

Por ejemplo, si un coche está a punto de atropellarnte mientras cruzas el paso de cebras, en tu cuerpo deben activarse señales de alarma que te hagan sentir incomodidad y te ayuden a reaccionar de manera rápida para apartarte del peligro. Esta sería una respuesta adaptativa. En cambio, si estas señales de alarma se activan al ver un coche de juguete y reaccionas de la misma manera, ya no estás exhibiendo un comportamiento adaptativo.

Con los celos ocurre algo similar. Puede resultar adaptativo y eficaz si, en un momento dado, es necesario proteger la relación. Imagina que aparece una persona interesada en tu pareja y el sentimiento de celos hace que despliegues una serie de estrategias de cuidado hacia ella. En el caso de que esto se vuelva habitual, intenso e intrusivo, ya no es adaptativo y mucho menos si reaccionas de esta forma ante situaciones que no son peligrosas o basadas en fantasías de infidelidad.

En los celos patológicos no existe una causa real desencadenante de este comportamiento. Las sospechas presentan una naturaleza extraña y se produce una reacción irracional del sujeto afectado, incluyendo una pérdida de control. La persona mantiene una creencia o convencimiento anormal de que su pareja le es, o le va a ser, infiel. Además, la creencia no tiene una base sólida. Los pensamientos intrusivos y la desconfianza son nucleares de esta situación.

Todas las personas pueden llegar a sentir celos en algún momento de su vida. Lo importante es la gestión emocional de los propios pensamientos y de la conducta. Emociones como la tristeza, la ansiedad de separación, la irritabilidad o la hostilidad pueden ser experimentadas en una situación donde predominan los celos. La emoción predominante ejerce una fuerte influencia sobre conductas que se manifiestan y retroalimentan entre sí:

  • Si la emoción es la ira, la reacción es hostil.

  • Si la emoción es la tristeza, la reacción es sumisa.

  • Si la emoción es la ansiedad, las conductas están encaminadas a evitar el acceso a amantes o a conductas fuera de control.

Los celos patológicos también se mantienen y manifiestan a través de los pensamientos: ideas recurrentes como pensamientos e imágenes sobre dónde se encontrará su pareja, qué estará haciendo y con quién. Esta sospecha puede estar caracterizada por una excesiva hipervigilancia mediante la selección de ciertas informaciones, que confirma esta creencia y minimizan lo que la desmiente. De esta forma, solo existe la posibilidad de confirmar la teoría.

La persona ejecuta conductas que buscan confirmar sus creencias, tales como interrogatorios a la pareja, acusaciones, confirmación de lugares y donde ha estado y su compañía en esos momentos, medidas de control de correos electrónicos, teléfono, olores, ropa e incluso puesta a prueba a nivel sexual.

Aunque es normal sentir celos hasta un punto, hay características que predisponen a algunas personas a sentirlos de manera más intensa o repetida:

  • Baja autoestima y/o inseguridades

  • Escasa asertividad

  • Necesidad de validación externa

  • Poco apoyo social

  • Pérdidas significativas imprevistas

  • Atribuciones externas de éxito e internas de fracaso

  • Problemas de salud mental o de un consumo de sustancias (en algunos casos)

La persona celosa puede utilizar respuestas directas o indirectas. En el primer caso se refiere a interrogatorios, confrontaciones y conductas coercitivas. Las respuestas indirectas intentan restablecer la relación sin acciones de confrontación, o bien se centran en superar el malestar emocional propio.

La persona que sufre la manifestación de los celos, también suele llevar una serie de estrategias con el objetivo de evitar el sufrimiento de su pareja y tratar de no hacerle daño. Sin embargo, estas estrategias pueden llevar a un empeoramiento de la situación para ambas partes.

De esta forma, la pareja, la convivencia y las rutinas van cediendo y acomodándose a vivir con los celos y muchos elementos centrales de la relación se deterioran o se ven afectados. Sin embargo, a veces los celos aparecen después de infidelidades por parte del otro miembro de la pareja.

 

Tipos de infidelidad

Cada persona, pareja o sociedad tiene unas reglas de lo que considera adecuado o inadecuado. Ya que se trata de una decisión personal, no todas las parejas deciden separarse a causa de una infidelidad. Algunas deciden continuar su relación, aún siendo difícil el proceso.

De hecho, la superación de una infidelidad es uno de los problemas más complejos para abordar en terapia de pareja. En este sentido, hay un volumen elevado de parejas que acuden a consulta debido a uno o varios episodios de infidelidad, ya sea presente o pasada.

En este sentido, existen diferentes tipos de infidelidad según diversos aspectos:

  • Primaria: se produce de forma independiente a la evolución y a la relación de la pareja. Se basa en la necesidad de la persona de seducir o ser seducida de forma reiterada para obtener reconocimiento. Generalmente en esas parejas, la persona infiel se siente superior y no se entrega de forma completa a la relación, pero exige completa entrega de su pareja.

  • Secundaria: este tipo de infidelidad se relaciona más con una insatisfacción con la relación, por lo que la infidelidad suele buscar satisfacer áreas que no cubre su pareja, o salir de la relación. La persona que toma la decisión siente que la relación está mal, pero al mismo tiempo se siente culpable por lo que está haciendo.

El grado de proximidad lo determinan la infidelidad de pensamientos como las fantasías, que son aquellos pensamientos que se tienen con una tercero. Para algunas personas, esto ya constituye una muestra de infidelidad y para otras no.

Los juegos de seducción son otro aspecto cuando se producen relaciones entre dos personas con un componente de seducción permanente, pero sin llegar a más. Incluso las infidelidades platónicas como fantasías manifiestas con una persona concreta, sin que se lleve a la realidad.

Las infidelidades de una única vez no suelen tener una implicación afectiva, así como las infidelidades esporádicas que son de baja frecuencia y escasa implicación afectiva. En cambio, las infidelidades fijas son relaciones con una misma persona de forma continuada, pero con espaciamiento temporal. En este sentido, aquellas sostenidas en el tiempo y en las que hay vínculo relativamente estable como las infidelidades plenas o puras.

Las infidelidades compulsivas son las que una persona engaña a su pareja de forma habitual. Mientras que una doble vida es cuando la persona mantiene familias paralelas, existen vínculos afectivos, sólidos y estables con ambas partes, incluso puede que alguna de las partes sea consciente.


Afrontar una infidelidad

Una infidelidad puede surgir cuando la relación de pareja actual ha dejado de satisfacer necesidades como la compañía, el sexo, el amor y el ocio, entre otras. Asimismo, pueden existir expectativas irreales de la relación de pareja o personalidades seductoras que necesitan reafirmación constante.

Las creencias como “por una sola vez”, “todo el mundo lo hace” o “solo es sexo” también ayudan a normalizar este comportamiento. A su vez, los valores sobre lo que alguien considera adecuado o no puede llegar a fomentar una conducta infiel.

Afrontar una infidelidad puede ser extremadamente difícil y doloroso, por lo tanto no es extraño que ante el descubrimiento o confesión de la infidelidad la reacción inicial puede ser desde la incredulidad, seguida por emociones sobrecogedoras de enfado o tristeza.

En primer lugar, al descubrir una infidelidad es necesario tomar un tiempo para asumir el suceso y que ambos miembros de la pareja decidan si quieren seguir con la relación o no. Estos eventos pueden traer consigo una pérdida de confianza, búsqueda de proximidad-alejamiento u hostilidad.

Si se decide seguir adelante con la relación, es importante que haya espacio y permiso para sentir todas las emociones. Lo más probable es que se experimente una amplia gama como ira, tristeza, confusión o incluso alivio. Permítete sentir lo que sea que estés experimentando sin juzgarte.

Habla con tu pareja sobre cómo te sientes y comunica tus emociones. Exprésate de manera directa y honesta. La comunicación abierta puede ayudar a clarificar la situación y a encontrar una forma de seguir adelante, ya sea en una unión o en caminos separados.

No enfrentes la situación en soledad y busca apoyo. Habla con amistades de confianza, familiares o terapeuta si es necesario. El apoyo emocional es crucial en momentos difíciles como este.

Toma tiempo para ti y tu autocuidado. Es importante cuidar de ti durante este período. Haz cosas que te hagan sentir bien y que te ayuden a sanar, ya sea practicar ejercicio, meditar, escribir o cualquier otra actividad que te ayude a relajarte y a encontrar paz interior.

Considera la terapia de pareja. Si llegan a la decisión de continuar con la relación, la terapia de pareja puede ser una herramienta útil para entender lo que sucedió, mejorar la comunicación y reconstruir la confianza.

Define tus límites y toma decisiones: Identifica qué necesitas para sentir seguridad y felicidad en la relación. Esto puede implicar establecer límites claros, como un compromiso de honestidad y transparencia o tomar la difícil decisión de poner fin a la relación si sientes que ya no puedes confiar en la otra persona.

Date tiempo. Sanar de una infidelidad lleva tiempo. No te apresures en tomar decisiones importantes o en intentar perdonar y olvidar demasiado pronto. Permítete el tiempo necesario para procesar tus emociones y tomar decisiones informadas sobre el futuro de tu relación.

Recuerda que cada situación es única y por lo tanto, no hay una solución que aplique para todas las relaciones. Confía en ti y en tus propios sentimientos mientras trabajas para superar esta experiencia tan emocionalmente compleja.

Si estás pasando por una situación difícil, recuerda que en Proyecto Kintsugi podemos ayudarte a reestablecer los límites de la relación o a encontrar un nuevo rumbo.

 


María Gálvez

Psicóloga general sanitaria

 


211 visualizaciones0 comentarios

Entradas Recientes

Ver todo

コメント


bottom of page